El monstruo se divide... para ser más grande

Sobre las razones detrás de la creación del nuevo conglomerado de Google: Alphabet.

Hay una ley no escrita entre los monstruos extra large que aparecen en las películas (sí, esos que sólo son felices destruyendo a coletazos el edificio en el que vives): Mientras más grande seas más lento serás. Y es que aunque la existencia de esos bichos sea altamente improbable, sus presuntas limitaciones motrices están respaldadas por las leyes físicas del mundo real: Al tener más masa que los demás seres, al ocupar más espacio y al pesar tanto, se ven en extremo afectados por cosas que a los humanos nos tienen sin cuidado: La gravedad, la presión atmosférica o la resistencia del aire. Además, en el caso de que existieran, requerirían de más energía que cualquier otro ser vivo (más comida o combustible, dependiendo del tipo de monstruo) para cualquiera de sus actos, incluso para doblar ligeramente una de sus garras. 

Si yo fuera uno de esos bichos y mi única meta en la vida fuese destruir todo lo que hay a mi alrededor, mi lentitud o mis dimensiones no me impedirían pasarla bien. Pero si mis metas fueran más altas, si pretendiera diversificarme y hacer muchísimas otras cosas  (por ejemplo aprender a volar, a lanzar rayos por los ojos o lo que sea a lo que pueda aspirar un monstruo con ilusiones) la situación sería más ardua , costosa y frustrante.


Una cuestión de tamaño
 
Lo que ha pasado con Google en los últimos días parte de una situación parecida: El gigante tecnológico se había hecho tan grande que ya no era capaz de funcionar de la manera eficiente con la que se movía cuando recién empezó. Es cierto que Google sigue generando jugosas ganancias, que ostenta un valor económico difícil de imaginar (del orden de los 460 mil millones de dólares) y un prestigio del que ninguna otra empresa (salvo quizá Apple) puede presumir (desde hace 6 años lidera la lista de los mejores lugares para trabajar de la revista Fortune), pero a pesar de eso sus directivos se sentían atados y frustrados. Larry Page, su fundador, lo definió a la perfección en una reciente carta abierta:

A través del tiempo hemos creído que las empresas tienden a volverse cómodas haciendo lo mismo, sólo realizando cambios graduales. Pero en la industria de la tecnología, en donde las ideas revolucionarias dirigen las grandes áreas de crecimiento, tienes que experimentar la incomodidad para mantenerte relevante.
Y es que si bien al principio (hace 17 años) Google se dedicaba, básicamente, a indexar y a ubicar direcciones de internet con su buscador gratuito (uno de los productos más poderosos, logenvos e influyentes de la web), la venta de espacios publicitarios junto a los resultados empezaron a generar enormes beneficios que la empresa reinvertía en nuevos y variados proyectos. Algunos fracasaron (Wave, Buzz, Answers) pero otros sólo han multiplicado el valor de la empresa (como la adquisición del portal YouTube o la creación del sistema operativo Android) hasta convertir su marca en la más valiosa del mundo (2014). El constante flujo de dinero y el hambre de novedades de sus directivos hicieron que la compañía incursionara en ámbitos completamente ajenos a su core business, generando ciertos recelos en sus hasta entonces satisfechos accionistas. Y es que la verdad es difícil encontrar un rubro económico en el que el gigante tecnológico no tenga participación.

Algunos de los últimos "juguetes" de las divisiones de Google (de izquierda a derecha y de arriba a abajo). Los lentes de contacto inteligentes que permitirían medir los niveles de glucosa de sus portadores. El proyecto Loon, que pretende crear una red de globos aerostáticos que provean internet a todo el mundo (ya ha sido probado con éxito en Nueva Zelanda). El proyecto Makani Power, que coloca vehículos aéreos autónomos dotados con turbinas que generarán electricidad limpia. El automóvil sin conductor, que se está probando actualmente en ciudades de EEUU. El termostato inteligente de Nest, un producto ya en el mercado para ahorrar energía en las viviendas. Y el proyecto Ara, que consiste en crear smartphones de bajo costo, con componentes modulares que puedan desarmarse y armarse a voluntad y lograr equipos telefónicos a la medida de cada usuario. (Imágenes tomadas de Time.com, Ibn life, Google X, Google Nest y Project Ara)

Porque además de ser dueño del sistema operativo más importante de los dispositivos móviles (Android, con un 80% de la cuota mundial), del principal portal de videos (Youtube), del gestor de correo electrónico más popular (Gmail), de las mejores aplicaciones de mapas (Earth y Maps), del traductor universal por excelencia (Translate)  y muchos otros servicios que tú y yo usamos a diario, Google también se ha involucrado, con muchos fondos y personal, en el desarrollo de terapias para detener el envejecimiento humano, la fabricación de vehículos sin conductor, la implementación de redes de drones para delivery de cajas a domicilio, de anteojos de realidad aumentada, de aplicaciones para ropa inteligente,  de globos aerostáticos proveedores de internet, de cámaras de vigilancia inteligentes, fondos de inversiones para empresas y muchos otros tipos de proyectos. Entonces...  ¿qué es esto? ¿Una empresa de tecnología? ¿financiera? ¿médica? ¿industrial? Todo eso y más: Un monstruo con tantos tentáculos y cabezas que está inevitablemente sometido a una burocracia interna que entorpece la toma de decisiones y le resta unidad a sus objetivos,

"Google no es una compañía convencional. Y no nos proponemos a convertirnos en una"' ha escrito Page, al presentar sus nuevos planes: Dividir la empresa en varias compañías independientes entre sí pero colocadas debajo de una nueva empresa matriz, llamada Alphabet. Es decir, dejar de ser un solo gigante, torpe e inmanejable, para convertirse en un equipo de gigantes, ágiles y complementarios. Alphabet se encargará de velar por el financiamiento de las integrantes del grupo para que todas sigan creciendo.


¿Qué opinan los gurúes y los mercados?

Los analistas de la prensa tecnológica y empresarial han coincidido en considerar a Alphabet una buena idea. La independencia de cada una de las compañías que formen parte del conglomerado les permitirá hacer cosas que antes hubieran sido muy difíciles. Por ejemplo, si la división que se hace cargo del desarrollo de los automóviles autónomos necesita asociarse con alguna de las grandes empresas automotrices del mundo, ya no sería necesario que todo Google (que ahora será una de las varias empresas del grupo) y sus accionistas se arriesguen con ese negocio.

Ese es el mensaje que ha entusiasmado a los inversionistas, que en los últimos tiempos se habían puesto nerviosos por las últimas locuras de los chicos de Mountain View. Porque más de uno se preguntaba: ¿Qué es eso de alargar la vida humana? (objetivo de Calico, una de las empresas científicas de Google que pretende prolongar la longevidad) ¿Qué es eso de turbinas aéreas para generar electricidad? (uno de los productos de Google X, división responsable de la mayoría de los google-toys y que ahora también será una empresa independiente). En suma ¿Cuánto está gastando la compañía en la que tengo tantas acciones con esos experimentos? Ahora, en cambio, con las competencias y presupuestos divididos todo será más transparente.



El mismo día en que se anunciaron los cambios, las acciones de Google subieron 6%. Ello se sumaba a un estupendo desempeño que ya había tenido la compañía en el pasado mes de julio (cuando, gracias a los ingresos producidos por YouTube, la cotización de sus acciones subió en un 17%). Si además tomamos en cuenta que los analistas económicos creen que los próximos meses se acenturará el enfriamiento de la economía mundial, parece claro que no había mejor momento que éste para hacer el gran anuncio.

También hay temas de imagen corporativa a considerar. Con esta decisión  Google/Alphabet  vuelve a dar la impresión de ser esa empresa que no se parece a ninguna empresa, una esencia que estaba perdiendo. Y le dice al mundo de que es capaz de seguir innovando  y reinventarse: Hey, aquí estamos, tan frescos como siempre, con la misma capacidad de hacer locuras y sorprenderlos a todos.


Los miembros de la familia

Este es el flamante equipo de gigantes. Los hay de todos los tamaños pero cada uno tiene metas muy ambiciosas: Prolongar la vida humana, informatizar todos los hogares, financiar a cualquier promesa de la tecnología, y, quizá, como creen algunos analistas, dominar el mundo (porque, al fin y al cabo, siete monstruos pueden hacerlo mejor que uno solo). De miedo. 



Más información

La nueva página de Alphabet tiene la siguiente URL: http://abc.xyz. Aparentemente hay un serio problema con la automotriz BMW que es dueña del dominio alphabet.com y la marca Alphabet y que estaría evaluando acciones legales sobre el nombre de la nueva compañía.

A propósito del nombre. Los directivos de Google lo escogieron porque representa varias cosas: Para empezar el lenguaje, la creación humana más importante. Pero también porque Alfa y Beta suelen ser las denominaciones del software comercial cuando están en fase de prueba. También se ha señalado otro juego de palabras usado por inversionistas angloparlantes: Alpha-Bet: Retorno de inversión positivo.

Copio algunos links relacionados que me parecen muy interesantes: La opinión del periodista Jeff Harvis (norteamericano especializado en Google), traducida al castellano por el diario El Pais: Clic aquí. La del periodista argentino Ariel Torres, del diario la Nacion, aquí. La de Richard Walters del Financial Times, clic aquí (en inglés).

Además sobre todos los proyectos de Google, puede consultarse esta lista preparada por el portal especializado Xataka. Clic aquí

Sobre las opiniones de algunos empleados de Google sobre el cambio, Clic aquí .

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