Sobre las razones detrás de la creación del nuevo conglomerado de Google: Alphabet.

Hay una ley no escrita entre los monstruos extra large que aparecen en las películas (sí, esos que sólo son felices destruyendo a coletazos el edificio en el que vives): Mientras más grande seas más lento serás. Y es que aunque la existencia de esos bichos sea altamente improbable, sus presuntas limitaciones motrices están respaldadas por las leyes físicas del mundo real: Al tener más masa que los demás seres, al ocupar más espacio y al pesar tanto, se ven en extremo afectados por cosas que a los humanos nos tienen sin cuidado: La gravedad, la presión atmosférica o la resistencia del aire. Además, en el caso de que existieran, requerirían de más energía que cualquier otro ser vivo (más comida o combustible, dependiendo del tipo de monstruo) para cualquiera de sus actos, incluso para doblar ligeramente una de sus garras. 

Si yo fuera uno de esos bichos y mi única meta en la vida fuese destruir todo lo que hay a mi alrededor, mi lentitud o mis dimensiones no me impedirían pasarla bien. Pero si mis metas fueran más altas, si pretendiera diversificarme y hacer muchísimas otras cosas  (por ejemplo aprender a volar, a lanzar rayos por los ojos o lo que sea a lo que pueda aspirar un monstruo con ilusiones) la situación sería más ardua , costosa y frustrante.


Una cuestión de tamaño
 
Lo que ha pasado con Google en los últimos días parte de una situación parecida: El gigante tecnológico se había hecho tan grande que ya no era capaz de funcionar de la manera eficiente con la que se movía cuando recién empezó. Es cierto que Google sigue generando jugosas ganancias, que ostenta un valor económico difícil de imaginar (del orden de los 460 mil millones de dólares) y un prestigio del que ninguna otra empresa (salvo quizá Apple) puede presumir (desde hace 6 años lidera la lista de los mejores lugares para trabajar de la revista Fortune), pero a pesar de eso sus directivos se sentían atados y frustrados. Larry Page, su fundador, lo definió a la perfección en una reciente carta abierta:

A través del tiempo hemos creído que las empresas tienden a volverse cómodas haciendo lo mismo, sólo realizando cambios graduales. Pero en la industria de la tecnología, en donde las ideas revolucionarias dirigen las grandes áreas de crecimiento, tienes que experimentar la incomodidad para mantenerte relevante.
Y es que si bien al principio (hace 17 años) Google se dedicaba, básicamente, a indexar y a ubicar direcciones de internet con su buscador gratuito (uno de los productos más poderosos, logenvos e influyentes de la web), la venta de espacios publicitarios junto a los resultados empezaron a generar enormes beneficios que la empresa reinvertía en nuevos y variados proyectos. Algunos fracasaron (Wave, Buzz, Answers) pero otros sólo han multiplicado el valor de la empresa (como la adquisición del portal YouTube o la creación del sistema operativo Android) hasta convertir su marca en la más valiosa del mundo (2014). El constante flujo de dinero y el hambre de novedades de sus directivos hicieron que la compañía incursionara en ámbitos completamente ajenos a su core business, generando ciertos recelos en sus hasta entonces satisfechos accionistas. Y es que la verdad es difícil encontrar un rubro económico en el que el gigante tecnológico no tenga participación.

Algunos de los últimos "juguetes" de las divisiones de Google (de izquierda a derecha y de arriba a abajo). Los lentes de contacto inteligentes que permitirían medir los niveles de glucosa de sus portadores. El proyecto Loon, que pretende crear una red de globos aerostáticos que provean internet a todo el mundo (ya ha sido probado con éxito en Nueva Zelanda). El proyecto Makani Power, que coloca vehículos aéreos autónomos dotados con turbinas que generarán electricidad limpia. El automóvil sin conductor, que se está probando actualmente en ciudades de EEUU. El termostato inteligente de Nest, un producto ya en el mercado para ahorrar energía en las viviendas. Y el proyecto Ara, que consiste en crear smartphones de bajo costo, con componentes modulares que puedan desarmarse y armarse a voluntad y lograr equipos telefónicos a la medida de cada usuario. (Imágenes tomadas de Time.com, Ibn life, Google X, Google Nest y Project Ara)

Porque además de ser dueño del sistema operativo más importante de los dispositivos móviles (Android, con un 80% de la cuota mundial), del principal portal de videos (Youtube), del gestor de correo electrónico más popular (Gmail), de las mejores aplicaciones de mapas (Earth y Maps), del traductor universal por excelencia (Translate)  y muchos otros servicios que tú y yo usamos a diario, Google también se ha involucrado, con muchos fondos y personal, en el desarrollo de terapias para detener el envejecimiento humano, la fabricación de vehículos sin conductor, la implementación de redes de drones para delivery de cajas a domicilio, de anteojos de realidad aumentada, de aplicaciones para ropa inteligente,  de globos aerostáticos proveedores de internet, de cámaras de vigilancia inteligentes, fondos de inversiones para empresas y muchos otros tipos de proyectos. Entonces...  ¿qué es esto? ¿Una empresa de tecnología? ¿financiera? ¿médica? ¿industrial? Todo eso y más: Un monstruo con tantos tentáculos y cabezas que está inevitablemente sometido a una burocracia interna que entorpece la toma de decisiones y le resta unidad a sus objetivos,

"Google no es una compañía convencional. Y no nos proponemos a convertirnos en una"' ha escrito Page, al presentar sus nuevos planes: Dividir la empresa en varias compañías independientes entre sí pero colocadas debajo de una nueva empresa matriz, llamada Alphabet. Es decir, dejar de ser un solo gigante, torpe e inmanejable, para convertirse en un equipo de gigantes, ágiles y complementarios. Alphabet se encargará de velar por el financiamiento de las integrantes del grupo para que todas sigan creciendo.


¿Qué opinan los gurúes y los mercados?

Los analistas de la prensa tecnológica y empresarial han coincidido en considerar a Alphabet una buena idea. La independencia de cada una de las compañías que formen parte del conglomerado les permitirá hacer cosas que antes hubieran sido muy difíciles. Por ejemplo, si la división que se hace cargo del desarrollo de los automóviles autónomos necesita asociarse con alguna de las grandes empresas automotrices del mundo, ya no sería necesario que todo Google (que ahora será una de las varias empresas del grupo) y sus accionistas se arriesguen con ese negocio.

Ese es el mensaje que ha entusiasmado a los inversionistas, que en los últimos tiempos se habían puesto nerviosos por las últimas locuras de los chicos de Mountain View. Porque más de uno se preguntaba: ¿Qué es eso de alargar la vida humana? (objetivo de Calico, una de las empresas científicas de Google que pretende prolongar la longevidad) ¿Qué es eso de turbinas aéreas para generar electricidad? (uno de los productos de Google X, división responsable de la mayoría de los google-toys y que ahora también será una empresa independiente). En suma ¿Cuánto está gastando la compañía en la que tengo tantas acciones con esos experimentos? Ahora, en cambio, con las competencias y presupuestos divididos todo será más transparente.



El mismo día en que se anunciaron los cambios, las acciones de Google subieron 6%. Ello se sumaba a un estupendo desempeño que ya había tenido la compañía en el pasado mes de julio (cuando, gracias a los ingresos producidos por YouTube, la cotización de sus acciones subió en un 17%). Si además tomamos en cuenta que los analistas económicos creen que los próximos meses se acenturará el enfriamiento de la economía mundial, parece claro que no había mejor momento que éste para hacer el gran anuncio.

También hay temas de imagen corporativa a considerar. Con esta decisión  Google/Alphabet  vuelve a dar la impresión de ser esa empresa que no se parece a ninguna empresa, una esencia que estaba perdiendo. Y le dice al mundo de que es capaz de seguir innovando  y reinventarse: Hey, aquí estamos, tan frescos como siempre, con la misma capacidad de hacer locuras y sorprenderlos a todos.


Los miembros de la familia

Este es el flamante equipo de gigantes. Los hay de todos los tamaños pero cada uno tiene metas muy ambiciosas: Prolongar la vida humana, informatizar todos los hogares, financiar a cualquier promesa de la tecnología, y, quizá, como creen algunos analistas, dominar el mundo (porque, al fin y al cabo, siete monstruos pueden hacerlo mejor que uno solo). De miedo. 



Más información

La nueva página de Alphabet tiene la siguiente URL: http://abc.xyz. Aparentemente hay un serio problema con la automotriz BMW que es dueña del dominio alphabet.com y la marca Alphabet y que estaría evaluando acciones legales sobre el nombre de la nueva compañía.

A propósito del nombre. Los directivos de Google lo escogieron porque representa varias cosas: Para empezar el lenguaje, la creación humana más importante. Pero también porque Alfa y Beta suelen ser las denominaciones del software comercial cuando están en fase de prueba. También se ha señalado otro juego de palabras usado por inversionistas angloparlantes: Alpha-Bet: Retorno de inversión positivo.

Copio algunos links relacionados que me parecen muy interesantes: La opinión del periodista Jeff Harvis (norteamericano especializado en Google), traducida al castellano por el diario El Pais: Clic aquí. La del periodista argentino Ariel Torres, del diario la Nacion, aquí. La de Richard Walters del Financial Times, clic aquí (en inglés).

Además sobre todos los proyectos de Google, puede consultarse esta lista preparada por el portal especializado Xataka. Clic aquí

Sobre las opiniones de algunos empleados de Google sobre el cambio, Clic aquí .

¡Espera! No se te ocurra lanzarla contra el suelo o tratar de ahogarla en el inodoro... No va a asesinarte... Al menos no todavía. Pero que los dispositivos electrónicos sean algún día capaces de hacernos daño por su propia decisión ya no es un asunto de broma ni de ciencia ficción sino tema de serios debates entre filósofos, científicos, ingenieros y hasta hombres de leyes en todo el mundo. Pero empecemos por el principio, por la parte seria de este asunto (y luego hablaremos de las intenciones de tus gadgets).




El robot asesino de hoy

El problema de fondo es la fusión entre las armas y las computadoras. Si bien los robots asesinos existen hace mucho (al menos desde que Irán empleó drones con misiles contra Irak en 1988) ha sido sólo en los últimos años cuando tener una flotilla de drones militares (o UCAV, por sus siglas en inglés) se ha vuelto un requisito imprescindible de toda fuerza armada que se respete. La  creciente complejidad de las computadoras que usan estos aparatos les han permitido ya pasar a la primera línea de ataque, al menos en las guerras del centro y oeste de Asia (Pakistán, Yemen, Irak y Siria).  

Desde el punto de vista del agresor todas son ventajas: Ya no es necesario que arriesgues a tus comandos en una peligrosa incursión nocturna o que envíes a un avión a lanzar bombas sobre el objetivo. Ahora todo es mucho más barato, más frío, más "limpio". El drón militar hace el trabajo sucio por ti. Y si en el peor de los casos tu robot volador es abatido, pues... ¡No pasa nada!. Porque no habrá prisioneros que tengas que rescatar, ni muertos en combate que lamentar (de tu bando), ni pancartas en las calles que digan "traigan a nuestros soldados a casa", ni electores furiosos que "contaminen" las próximas elecciones con sus opiniones sobre la guerra. Desde luego las cosas no son así del otro lado. Por ejemplo, desde el 2010 hay muchos reportes confirmados en Pakistán de civiles inocentes asesinados por drones norteamericanos lo que ha hecho que los organismos de derechos humanos levanten la voz en todo el mundo y que se desate el debate sobre la legalidad de esta forma de guerra.  

Dos ejemplos de drones equipados con artillería: Arriba, el Avenger norteamericano (o Predator C) que está actualmente en servicio. Abajo el Dassault nEUROn de la Unión Europea, que entrará en servicio en el 2018.  (Imágenes tomadas de las webs de sus fabricantes: www.ga-asi.com y  www.pema-group.com)


Pero, a pesar de todo, siguen siendo los seres humanos, y no los drones, quienes deciden a quién se le dispara y a quién no. Puede que estén a miles de kilómetros de distancia del campo de batalla, sentados cómodamente frente a varias pantallas de lo que parece una inofensiva consola de videojuegos... pero esos soldados, que no empuñan ametralladoras sino joysticks, están participando directamente de la guerra. Se hacen cargo de cada movimiento del robot y, son responsables legales de sus acciones. El presidente de EEUU de hecho, declaró en abril que asumía las consecuencias por "el error" (otro) que causó la muerte de dos rehenes durante un ataque de drones contra sus secuestradores de Al Qaeda.  

Pero, ajena a las objeciones, la industria militar continúa perfeccionando sus robots voladores. Cada año las grandes ferias de armamento presentan nuevos modelos con más ventajas que los presentados el año anterior. O bien requieren menos combustible, o son más ligeros o llevan más carga útil o llegan más lejos... en fin, la competencia alienta la innovación. Actualmente EEUU, el Reino Unido, la UE con consorcios de países, Rusia, China, India, Paquistán, Irán, Israel y otros países están produciendo drones militares. Los norteamericanos estarían trabajando en la construcción de portadrones marinos, submarinos y hasta aéreos para aumentar su radio de alcance y contrapesar la gran inversión que están haciendo China o Rusia en vehículos militares no tripulados. Nada indica que la carrera por conseguir la mejor máquina asesina vaya a terminar alguna vez. 


El robot asesino de mañana

En el mundo tecnológico, como todos sabemos, lo "mejor" siempre será aquello que más problemas nos resuelva. Y por eso, tanto los productores como los compradores quieren que llegue el momento en que no sea necesaria ninguna consola ni controles remotos y que sea el robot el que por su cuenta resuelva todos los problemas de un ataque. Que tome sus propias decisiones, basado en el análisis de la información de sus bases de datos y en algoritmos cada vez más complejos. Un dispositivo así, volador o terrestre, decidiría cuándo, cómo y a quién disparar. Si bien estas llamadas armas autónomas tendrían un nivel de inteligencia artificial (IA) no alcanzado hasta el momento, parece que falta muy poco para lograrlo. 

El visionario ingeniero en jefe de Google, Ray Kurzweill le puso un nombre al momento en que las máquinas superen a los seres humanos en capacidad intelectual y puedan tomar "mejores decisiones" que éste: Singularidad TecnológicaAlgunos futurólogos predicen que la Singularidad ocurriá tan temprano como en la década del 2020Y si las máquinas militares ya para entonces son capaces de decidir sobre cuándo emplear o no fuerza letal, los que pueden ser descontinuados por obsoletos somos nosotros. ¿Es una exageración o pura paranoia? Pues un millar de mentes brillantes de nuestro tiempo acaba de decir que no.  
  
Los genios contraatacan

Stephen Hawking, Noam Chomski, Steve Wozniak , Elon Musk y más de mil prestigiosos ingenieros, científicos, pensadores y magnates tecnológicos publicaron hace pocos días una carta abierta en la que advierten que deben detenerse todos los intentos de desarrollar armas autónomas. Si bien reconocen que en principio pueden tener algunas ventajas (como reducir el número de bajas en los conflictos bélicos), consideran que los riesgos superan a los beneficios.  


Stephen Hawking (uno de los físicos vivos más notables) Noam Chomsky (filósofo y activista político), Steve Wosniak (inventor de la computadora personal y cofundador de Apple) o Elon Musk (creador de PayPal, Industrias Tesla y Space X) son algunos de los influyentes firmantes de la carta contra la aplicación de la inteligencia artificial a la industria militar.

Y es que a diferencia de las bombas nucleares, por ejemplo, que son extremadamente caras, difíciles de fabricar y requieren materias primas poco accesibles, los sistemas informáticos de las armas autónomas serían, como cualquier software, fácilmente replicables  y su programación podría ser modificada al antojo de cualquier experto informático. Con toda seguridad se venderían en el gigantesco mercado negro de armas, dejándolas, como dice la carta "al alcance de terroristas, dictadores y señores de la guerra". Estos dispositivos serían "ideales para asesinatos, la desestabilización de naciones, el sometimiento de poblaciones y crímenes selectivos contra determinados grupos étnicos". No es un ejercicio de imaginación alarmista. Basta con revisar la historia de los últimos 50 años para comprobar que ésas son exactamente las cosas que han ocurrido en las guerras civiles de Bosnia, Ruanda, Palestina, Líbano y que hoy ocurren en Siria, Libia e Irak. Todo eso se hizo con las armas que en cada momento estaban disponibles. ¿Se imaginan lo que pasaría con armas mucho más avanzadas y, peor aún, independientes? 

Algunos han propuesto como alternativa la inclusión de límites éticos en la programación de base de los robots. Suena bien, pero todos saben que un buen informático podría quitarlos o reprogramarlos. Otros han hablado de utilizar las tres leyes de la robótica de Isaac Asimov.

En cualquier caso, los firmantes de la declaración no se oponen al desarrollo de la IA, que podría tener incontables beneficios para la humanidad. Pero plantean una legislación internacional que prohiba producir armas autónomas, como la que existe actualmente para las armas biológicas o químicas, aunque todos sabemos lo difícil que le resulta a nuestra especie ponerse de acuerdo en temas que pueden afectar tantos intereses económicos (Miren nada más el asunto del cambio climático: Todos los países dicen querer hacer algo al respecto pero hasta ahora las medidas aprobadas han sido mínimas).

¿La inteligencia artificial ya llegó a tu gadget favorito?

A pesar de suscribir este acuerdo algunos de los firmantes son pesimistas, en general, con el desarrollo. de la inteligencia artificial, incluso en campos que no tienen relación con las armas. A principios de año, por ejemplo, el Profesor Hawking opinó que las apps que funcionan como asistentes personales en nuestros dispositivos móviles (es decir Google NowSiri o Cortana), programas que pueden "aprender" a partir de la interacción con el usuario, son el anuncio de que la inteligencia artificial está a la vuelta de la esquina y que nuestra frivolidad en manejarla puede hacer que se nos escurra de de las manos. 


Los asistentes personales para móviles de Apple, Microsoft y Google. Según Stephen Hawking son el principio de la masificación de la inteliencia artificial. 

Hawking no se anda con rodeos: Opina que si no tenemos cuidado, crearemos máquinas que serán más aptas que nosotros para adaptarse a su entorno y resolver los problemas, y eso "podría desencadenar el fin de la raza humana" porque seremos incapaces de competir contra ellas. Sí, ni más ni menos que lo que hemos visto en Terminator y en Matrix.

Por su parte Elon Musk, expresó las mismas ideas, aunque de una manera más sugestiva:
Yo me inclino mucho a pensar que debe haber una especie de regulación, quizás a nivel nacional e internacional, sólo para asegurarnos de que no haremos algo muy tonto (...) Con la inteligencia artificial estamos convocando al demonio. Conoces todas esas historias en donde hay un hombre con un pentagrama y con agua bendita, pensando que seguro podrá controlar al demonio... pero nunca funciona así.
No todos comparten esa mirada apocalíptica y estas posiciones han sido discutidas en diferentes foros (véase el video que coloco al final de este artículo). El problema es que esta discusión aún no ha llegado a las agendas políticas. Así que es posible que cuando nos alcance la Singularidad todavía estemos discutiendo sobre los límites de la inteligencia artificial. 

Ok. Pero... ¿qué hay de la tablet asesina?

Ah sí. Pues... Que quizá para entonces los que deberían darnos más miedo no serán los poseedores de las nuevas armas autónomas sino ciertos objetos compactos y bonitos que llevamos a todas partes. Gadgets imprescindibles cuyos fabricantes sacan cada año una nueva versión con más funcionalidades que la anterior y que tú comprarás entusiasmado porque quieres tener el dispositivo más bonito, el más nuevo, el más veloz, el más inteligente y el más sabe-Dios-qué para despertar la envidia de los vecinos y para que tu vida sea de lo más parecida a un anuncio de televisión.

Y cuando te vayas a dormir, cansado de jugar con sus maravillosas aplicaciones, tu gadget se quedará a tu lado, montando guardia desde tu mesa de noche, procesando toda la información que le han proporcionado tus acciones. Te estará "mirando", "pensando" cosas sobre ti y meditando las primeras decisiones que tomará al respecto, mientras tú roncas de lo lindo y sueñas con sus apps y lo perfecta que, crees, será tu vida de allí en adelante





Más información

Sobre el manifiesto de "los 1000 sabios": Fue publicado el 28 de julio de este año en medio de la Conferencia Internacional de Inteligencia Artificial que acaba de terminar en Buenos Aires. Puede leerse aquí (en inglés). Aquí un resumen del diario El País de España.

Sobre cuándo ocurrirá la Singularidad tecnológica: Ray Kurzweill publicó su famoso ensayo La singularidad está cerca que animó el debate sobre este tema en la década pasada. Él cree que este evento ocurrirá en 2045. Aquí hay información sobre ese trabajo. Y en el siguiente enlace tienes la excelente (y divertida) crítica en video que sobre estos enfoques hace el físico norteamericano Michio Kaku (con subtítulos en español). Clic aquíVale la pena, son cuatro minutos. 

Sobre las apps de asistencia personal: Copio cuatro enlaces de interés sobre este tipo de aplicaciones. El primero es de la CNN (que compara las principales y ofrece un veredicto que favorece a Google Now: Clic aquí) , el segundo es una nota de BBC MUNDO que señala las virtudes del asistente Cortana (clic aquí). El tercero, del portal Android4All pondera al nuevo asistente Hound (clic aquí) y el último es otra comparativa de la revista Forbes (en inglés, clic aquí).
Esta historia se parece mucho a lo que ocurre durante el lanzamiento comercial de un nuevo producto comestible. Al principio hay degustaciones en los supermercados y las bodegas, activaciones publicitarias en los malls, ofertas irresistibles y hasta regalos. Si todo sale bien, te conviertes en un comprador de la nueva marca, te acostumbras a ella, te "fidelizas". Pero muy poco tiempo después, casi sin que te des cuenta, suben los precios, desaparecen las promociones de "dos por uno" y no vuelves a ver entre las góndolas de la tienda a aquella sonrisa tan encantadora que en los días anteriores te invitó a probar ese producto tan sabroso o nutritivo o rendidor que ahora se ha convertido en tu favorito. Pero, ¡qué mas da! A ti te gustan esas galletas con chispas de chocolate, así que no te haces dramas y pagas lo que cuestan. La magia del marketing en acción.  


La super red social está castigando la presencia de las páginas de empresas en el feed de noticias de sus usuarios

Pues bien. Lo que ha pasado entre Facebook y las empresas que tienen fan pages (o páginas de seguidores) en su red social es, como decía, algo parecido. Con una diferencia fundamental: Las ofertas y promociones duraron tanto tiempo que mal acostumbraron a los entusiastas del marketing digital a tenerlo todo muy fácil. Y ahora, con los últimos cambios implementados por la red social más poderosa, los community managers y los creadores de contenidos tiene la ingrata tarea de explicarles a sus clientes que no es culpa de ellos que las publicaciones de la página de Bodega Pepito, Supermercados Wong o la IBM tengan menos alcance que hace unos meses. (Nota: Alcance es la cantidad de veces que un aviso aparece en el newsfeed de Facebook) No es la primera vez que Facebook cambia las reglas de juego (puede hacerlo porque es su pelota y su cancha). Pero ha sido en este 2015 cuando la compañía realmente terminó con la fiesta de las páginas de empresa

Todo tiene una explicación 

No es capricho. Al principio Facebook fue la panacea para todos: Un espacio gratuito en el que con una fan page podías llegar a tus seguidores tantas veces como quisieras. Así publicaras una vez al mes o diariamente, tus fans te veían y era gratis. No importaba si tu empresa era grande o pequeña, Facebook te ofrecía todo para que te des a conocer. Por supuesto que si querías más ventajas, más exposición, podías pagar anuncios para que Zuckerberg y compañía  mostraran tus publicaciones a los que no son tus seguidores. Los anuncios en Facebook, bien utilizados, permiten segmentar el tipo de público al que quieres dirigirte y los precios son razonablemente módicos. Es de eso de lo que vive principalmente la  empresa

Pero el alma de Facebook, lo que le da vida, lo que permite que crezca y se ramifique para mantener su trono como la red social más importante del planeta no está en las empresas ni los anunciantes sino en aquellos usuarios que no intentan vender nada. Es decir, casi todos los que pertenecen a la red social. Personas como tú y como yo que se conectan un par (o decenas) de veces al día para ver en qué andan sus amigos, espiar a sus ex, etiquetar a alguien, escribir algún "estado" patético y comentar la última foto del cumpleaños de fulana, la borrachera de mengano y el primer diente de sutanito. Y a ninguno de nosotros, desde luego, nos gusta que interrumpan nuestro recreo social con publicidad. 


LA diferencia entre el número de veces que los usuarios de facebook interactúan con la páginas de sus amigos y con las de las empresas. Eso ha generado que Facebook le de preferencia a las primeras. 
De ahí surge el dilema que Facebook ha tenido desde sus inicios: ¿Cómo lograr el equilibrio entre las preferencias de los usuarios (indispensable para que no migren a otra plataforma o se aburran de ver publicidad) y las necesidades de los anunciantes (indispensables para que Mark Zuckerberg almuerce mañana)? Ese equilibrio es la piedra filosofal que buscan los departamentos de desarrollo de las redes sociales y lo que mantiene ocupadas a las supercomputadoras de Facebook.

EdgeRank: El amo y señor

Estos sistemas analizan constantemente las monstruosas cantidades de datos que la red social recopila sobre ti y sobre mí cada segundo. No sólo a qué publicaciones les hacemos clic, cuáles ocultamos, comentamos, ignoramos sino también el tiempo que permanecemos en ellas, los perfiles que más miramos y todo lo necesario para que las máquinas puedan deducir qué (o quién) nos gusta, qué (o a quién) detestamos, qué podemos tolerar y qué nos aburre. 

Es por eso que en más de una ocasión habrás notado que Facebook te hace preguntas sobre si conoces a tal persona o te pide que confirmes si esa mancha deforme que aparece en esa foto es en realidad la cara de tu mejor amigo.. Y así, preguntando y observando, elaborando hipótesis y luego experimentando contigo, los sistemas informáticos determinan qué tipo de anuncios no nos molestarán tanto. Y esos son los anuncios que nos mostrará en nuestra próxima visita a la red social. 

El complejísimo algoritmo que se hace cargo de todo eso se llama EdgeRank, una de las aplicaciones de inteligencia artificial más relevantes del mundo comercial y que algunos empiezan a comparar con el PageRank de Google

Edge Rank decide qué es lo que aparece primero en tu feed de noticias, qué foto irá en segundo lugar, qué publicación no te mostrará, qué amigo ocultará de tu vista o cuál mandará al final de la pantalla. Su misión es descubrir cómo mantenerte el mayor tiempo posible navegando en la red social. Y es gracias a sus descubrimientos que hace "recomendaciones" a Facebook para que cambie sus reglas una y otra vez. Y es "él" quien le ha bajado el dedo a las empresas que anuncian gratis. 




Cuando introdujo sus cambios más radicales a principios de este año, el jefe de producto de Facebook explicó con toda claridad lo que estaban haciendo

El objetivo del feed de noticias es mostrarle al usuario el contenido que le interesa (...) El impacto de estos cambios en la difusión de la página de su empresa variará considerablemente dependiendo de la composición de su público y de las características de sus publicaciones. Potencialmente el alcance de sus posts y el tráfico de sus seguidores puede disminuir

Es decir: Si los usuarios no interactúan, no comentan  o no comparten las publicaciones de la empresa Facebook la penalizará reduciendo su alcance y haciéndola cada vez más invisible. No importa si tienes 200 mil fans o sólo 500. Facebook te castigará si no ofreces algo que tus seguidores quieran ver. 

 No es el único cambio. Muy pronto el tiempo que pasas leyendo un post le indicará al algoritmo si es relevante para ti o no. Y, para colmo del "desprecio" a las empresas, pronto cada usuario podrá escoger qué tipo de cosas quiere leer en su página de noticias (una opción que ya está disponible en iTunes y muy pronto lo estará para Android y navegadores de internet). Es decir, el usuario tendrá el poder de mandar todas tus publicaciones al final de la pantalla.   

Todo esto te afectará a  menos, claro, que le compres avisos. Negocio redondo. Como las galletas con chispas de chocolate de las que hablábamos al principio. Y las empresas, enviciadas y adictas, tendrán que aceptar las nuevas condiciones sin chistar.


¿Y si no puedo pagar? ¿Estoy muerto? 

No necesariamente. Y esa es la buena noticia. Pero tendrás que remangarte la camisa y ponerte a trabajar. Sólo sobrevivirás en la guerra por el alcance si lo que publicas es interesante, no satura, no cansa y sobre todo haces que tus seguidores interactúen con tus publicaciones . 

Pero, ojo, no todas las acciones de los usuarios valen lo mismo. Es decir, no todas tienen el mismo peso. Aunque los secretos de EdgeRank siguen estando muy bien guardados hay varias cosas que han quedado claras para los muchos blogueros influyentes y páginas especializadas que han experimentado con el nuevo algoritmo. De acuerdo a esas recomendaciones (que yo mismo he podido probar con las páginas que administro), hay acciones que te dan pocos "puntos" y otras que te dan más: 

- Por cada "me gusta" en tu publicación ganarás unos cuantos "puntos". 
- Los "compartir" pesan todavía más. 
- Pero son los comentarios y sus respuestas lo que más capacidad tiene de elevar el alcance de tu publicación. 

«¡Ah, perfecto! Entonces le pediré a mis amigos o a mis empleados que comenten, compartan y "megusten" todo lo que puedan». Espera, no te emociones que no es tan fácil. Edge Rank no es nada tonto y encontrará pronto las vinculaciones entre tus "espontáneos" incondicionales y hará que sus participaciones pierdan "peso". 

Por supuesto que tu alcance crecerá sustancialmente si pagas por avisos, pero incluso en esos casos el crecimiento o estancamiento potencial de tu publicación pagada dependerá de esas mismas reglas. Es decir, si vas a pagar para poner un aviso convencional o ilegible mejor no publiques nada. 

Siete consejos para ampliar tu alcance 

Si quieres que la presencia de tu página en Facebook se mantenga, crezca y sirva a tus objetivos, publica contenidos de mejor calidad. Piensa ¿Qué es lo que a ti te gustaria leer cuando navegues en Facebook aparte de las noticias de tus amigos? Pues cosas interesantes, capaces de sacarte una sonrisa, producirte curiosidad, motivar una reacción. 

Si decides potenciar tu página podrías seguir estos consejos:


1) Reduce la frecuencia de publicación para tus clientes

Olvídate de hacerlo a cada rato (porque aburrirás a tus fans e incurrirás en el riesgo de que se harten de verte en su feed de noticias y te oculten o, peor aún, te abandonen. Si vas a repetir una publicación trata de que sea en un día distinto, en un horario distinto y con imágenes o textos que no sean identicas a la primera publicación. No agobies a tus seguidores.

2) Segmenta tus publicaciones

Puedes hacerlo por región geográfica (no sólo países, también ciudades), por grupos de edad, sexo o idiomas. No a todos les interesará ver el mismo artículo, enlace o fotografía. Concéntrate en los grupos que más probabilidades tengan de interactuar con tu publicación (las herramientas de publicación de facebook te permiten hacerlo). Por ejemplo, si tu publicación tendrá una tónica interesante para mayores de 40 años pues segméntala para ellos . No importa que sólo constituyan el 30% de tus seguidores. Si proporcionalmente interactúan esos pocos influirán más en el alcance de tu publicación que si hubieras publicado para todos. 



3) Usa la estadística

La que Facebook te provee. Para eso está. No tiene la riqueza de información de google analytics, pero te permite hacerte una idea de qué les gusta y qué no a tus seguidores. Usa las comparativas de publicaciones. Date cuenta que algunas pegan más que otras. Influyen el tema, el tipo de publicación, el horario, los días en que se publica.




4) Cuida al máximo tus textos 

No basta con que no tengan faltas de ortografía. Deben ser textos claros desde la primera palabra para evitar que cuando tus lectores lleguen a la quinta palabra dejen de leer. Captura la atención en la primera línea.

5) Deja de poner tu logotipo por todas partes 

Entiende que si lo haces, aunque tu publicación no sea publicidad, lo parecerá y sólo por eso tus potenciales lectores pasarán de largo. Mientras más publicitario te veas, menos interesante serás. Recuerda que tu publicación está compitiendo con las fotos en ropa de baño de las amistades de tus clientes. 

6) Interactúa

Responde los comentarios relevantes, organiza concursos entre tus fans, motívalos a hacer clic. Eso incrementa tus "puntos", y a más puntos, más alcance.

7) Cuida la calidad de tu contenido multimedia 

Ya sea que se trate de imágenes, videos o pistas de audio. Que, por ejemplo, las imágenes sean claras, usen los formatos adecuados (por ejemplo, la foto de un enlace debe guardar las proporciones de 1200x628 pixeles, de lo contrario Facebook las cortará "a la mala" y bajarán tus "puntos"). y no contengan demasiada información visual porque eso hará que la atención del usuario la ignore (olvídate de las fotos desordenadas, mientras más minimalistas mejor). Tiene que ser algo que a la primera mirada te diga algo. Recuérdalo siempre: estás compitiendo con lo que publican los amigos de tus seguidores.   

En suma, implementa una estrategia de contenidos 


(Y si no puedes solo, pídeme ayuda. ¡Ése es mi trabajo!) 

La historia es conocida: Hace 66 millones de años una piedra bastante grande (que, para que te hagas una idea, abarcaría desde Lima hasta Chincha) cayó sobre las soleadas playas de México y asestó un golpe mortal a la gran corporación que entonces dominaba el planeta: La de los dinosaurios. La catástrofe levantó tanto polvo que, durante años, la Tierra estuvo a oscuras.Toda la cadena alimenticia global se desbarató. Y como los dinosaurios eran los que tenían el estómago más grande, no soportaron la situación y desaparecieron. No se extinguieron por debilidad sino porque su entorno cambió y no estaban preparados para adaptarse a un cataclismo como ése. Otras especies biológicas (que comían bastante menos), tuvieron mejor suerte, se adaptaron al nuevo mundo y subsistieron. Es gracias a ellos que tú y yo estamos aquí. 




¿Y todo eso a qué viene?

Pues... A que lo mismo ocurre en los negocios. Pero a un ritmo infinitamente más rápido. Si el ecosistema (el mercado) cambia tu empresa tiene sólo dos alternativas: Adaptarse o desaparecer. No importa lo grande o poderoso que seasEl entorno es el jefe. El mercado manda.  

Y en el sector tecnológico es donde esos cambios ocurren de manera más rápida e imprevista. Un día tu producto "está arriba" y domina el mundo. Pero luego es reemplazado. Es lo que le pasó, por ejemplo, al alguna vez omnipresente navegador de internet Netscape o al ubicuo MessengerSurgieron mejores alternativas, porque sus desarrolladores estaban más atentos a lo que el público necesitaba y a su comodidad. Fue entonces que los gigantes confiados descendieron de sus tronos y fueron colocados en museo con los demás fósiles. 

El reinado de Flash

Adobe Flash también tuvo sus días de gloria. La razón del éxito de esta plataforma de creación de contenidos multimedia es que te permitía mostrar en la web o en aplicaciones de escritorio imágenes en movimiento (videos y sonido con interactividad) con una buena calidad y sin exigirle muchos recursos ni a tu computadora ni a tu red, (cosa que en cambio sí ocurría con otras soluciones que existían en el mercado). Su fulgurante ascenso desde el año 2000 le permitió alcanzar la gloria entre 2007 y 2010, cuando las páginas web más alucinantes del planeta usaban animaciones hechas con Flash y hasta YouTube tenía todos sus videos en el formato de video de Flash. Yo mismo elaboraba todas mis presentaciones multimedia con esa maravilla.


El Adobe Campus, en Utah (EEUU), una de las muchas sedes del gigante tecnológico que prodce aplicaciones de software tan exitosas como Photoshop, Acrobat, Premiere,  Air o Dreamweaver. (Imagen tomada de la web de cnnmoney.com)

Claro que, como todo en este mundo, tenía algunos defectos: Su código estaba completamente cerrado y por lo tanto los programadores no tenían control sobre las aplicaciones que creaban. Es decir, publicabas tu animación, funcionaba bien, todo muy bonito.... Pero no sabías si algo más estaba ocurriendo allí. Además sólo era posible crear animaciones si comprabas los programas de la firma Adobe (o si te conseguías una buena versión pirata). Pero Adobe estaba tan cómodo en su dominio que no hizo gran cosa por responder a estas inquietudes.

El uso de internet estaba cambiando rápidamente. El aumento del ancho de banda en la mayoría de países hizo que los usuarios empezaran a emplear cada vez más intensivamente programas que residían en la nube (y ya no en el disco duro de una computadora, como las presentaciones que yo hacía en esa época). Al mismo tiempo aumentaban los delitos informáticos. Los desarrolladores de aplicaciones se enfrentaron a un dilema. ¿Cómo usar animaciones y todos los fuegos artificiales que Flash ofrecía arriesgando la seguridad? ¿Cómo podían garantizarle a sus clientes que ningún hacker se metería en su computadora si Adobe seguía escondiendo su código? ¿Qué pasadizos oscuros y desconocidos estaban ocultos ahí que los criminales podían usar? En medio de esa crisis de confianza otras formas de programación, como el Java Script o el lenguaje de programación básico de la web, el HTML, se reinventaban, hasta que llegó un momento en que eran capaces de hacer lo mismo que Flash, pero sin misterios ni licencias costosas. Fue así como el HTML5 empezó su imparable ascenso al trono de las aplicaciones de internet.  





Caen los meteoritos 

En los últimos cinco años los cambios en el mercado informático han sido dramáticos. Todos tienen teléfonos inteligentes, hay más dispositivos móviles que computadoras de escritorio y nuevos entornos exitosos como las tablets o los smarts tv para los que Flash no ofreció las herramientas ni la seguridad necesaria. Steve Jobs, en una famosa comunicación, lo anticipó con su lucidez habitual: Dijo que Flash pertencía a la "era de la PC no de los móviles" (prácticamente le dijo que era un dinosaurio) y que por eso no lo admitiría en los productos de AppleEse fue el principio de la lluvia de meteoritos que está extinguiendo a Flash. 

Con las puertas del iPhone y el iPad cerradas, Adobe reaccionó, enfocando sus recursos en crear un programa de desarrollo que recogía lo mejor de Flash pero orientado a Android: Adobe Air (cuyas últimas versiones han sido muy elogiadas por los programadores web). 



Pero aunque las aplicaciones desarrolladas con Adobe Air tienen una reputación impecable (por ejemplo, el famosísimo juego Angry Birds está hecho con ella), existen millones de sitios web que todavía están programados en Flash y que sin duda se mantendrán así durante bastante tiempo. Ese es el lastre, la cadena, el tremendo problema que tiene Adobe: A pesar de que muchos productos de la compañía están funcionando bastante bien el rey derrocado sigue vivo y alguien tiene que hacerse cargo de él (es decir, de darle soporte técnico) con todos los gastos y disgustos que ello provoca. 

Pero el fin se acerca. A principios de este año y de manera discreta, YouTube se terminó de liberar para siempre de Flash. Y haciendo mucho más ruido, hace unos días, luego de que se revelaran gruesas fallas de seguridad en el software de Flash, el CEO de Mozilla ordenó que su navegador, Firefox (que tiene el 11% del mercado de navegadores), bloqueara todas las páginas con Flash. Casi al mismo tiempo el jefe de seguridad de Facebook declaró que era hora de que Flash desaparezca. El escándalo fue mayúsculo y acaparó titulares de prensa en todo el mundo. Millones de páginas web no pudieron verse ese día Adobe corrigió en pocas horas el problema (aunque por supuesto eso mereció muchos menos titulares) pero la confianza ya no volvió. 

Pero algo todavía peor acaba de ocurrir hace menos de una semana. El 28 de julio, un gigantesco ataque informático, uno de los más grandes jamás realizados, afectó a los usuarios de Yahoo que interactuaron con avisos programados en Flash...




Y así...

Extinción. Esa es la palabra. La naturaleza y los negocios son así. Pasó hace millones de años. Y sigue pasando.  


Más datos


- Sobre la "sentencia de muerte" expedida por Steve Jobs contra Flash. Clic aquí

- El día que YouTube desactivó Flash. Clic aquí

- Mozilla y Facebook contra Flash. 
Clic aquí

- Sobre el último gran ataque informático, clic aquí

- Sobre la extinción de los dinosaurios (ya que estamos en el tema), clic aquí